Para esta Jornada los obispos de la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida hacen público un mensaje en el que explican que este año se celebra Pentecostés en el contexto del año jubilar, «en el que escuchamos una fuerte interpelación a cultivar la virtud teologal de la esperanza, que, como nos dice san Pablo, encuentra su fundamento en el amor de Dios que se nos ha dado a través del Espíritu Santo».
Por ello, recuerdan dos eventos importantes: el Sínodo sobre la Sinodalidad y el Congreso de Vocaciones, que se celebró el pasado mes de febrero, «como expresión de la comunión eclesial, son signos de esperanza para nuestra Iglesia que anhela seguir haciendo camino, subrayando la diversidad de vocaciones para la misión evangelizadora. La vocación de la Iglesia es la misión, el anuncio explícito de Jesucristo con palabras y con obras».
También subrayan que el Sínodo sobre la Sinodalidad ha expresado de «un modo rotundo no solo que la Iglesia tiene una misión, sino que, en sí misma, es misión». En el texto añaden que si el anuncio del Evangelio no es el centro de la vida de la Iglesia, entonces «corre el peligro de convertirse en una Iglesia autorreferencial, que se mira solo a ella misma». Por eso, la Iglesia, especialmente en este año jubilar, «tiene que perder el miedo a salir a la intemperie y habitar en las periferias geográficas y existenciales, donde quizás hay vientos y borrascas pero contamos con el ancla seguro, que es Jesucristo».
Cartel:
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