La Diócesis de Cuenca se prepara para celebrar con alegría el Día de la Iglesia Diocesana, una jornada que pone el foco en la gran familia formada por todos los fieles. Bajo el lema «Testimonio de santidad en nuestro tiempo», la celebración de este año invita a descubrir que la santidad no es un ideal inalcanzable, sino una llamada personal y concreta de Dios en la vida ordinaria de cada bautizado.
En su carta para esta ocasión, Mons. José María Yanguas subraya: «La llamada a la santidad está presente en el momento mismo en que recibimos el bautismo». Frente a la tentación de imaginar santos lejanos y perfectos, el Obispo recuerda las palabras del Papa Francisco: «No se trata de desalentarse cuando uno contempla modelos de santidad que le parecen inalcanzables», sino de abrazar el «camino único y diferente que el Señor tiene para cada uno de nosotros».
Este camino de santidad se hace visible en la multitud de rostros y vocaciones que dan vida a la Iglesia en Cuenca. Sacerdotes, religiosas, catequistas y voluntarios tejen, desde sus vocaciones específicas, una red de fe, educación y caridad que llega a cada rincón de la provincia. Se trata de la santidad de lo cotidiano, expresada en la acogida de las parroquias, la enseñanza en las aulas, el consuelo a los enfermos y el acompañamiento a los más vulnerables.
El Día de la Iglesia Diocesana es, sobre todo, una llamada a la corresponsabilidad. Se celebra la belleza de pertenecer a esta familia, pero también se recuerda que su misión y sostenimiento es una tarea de todos. Por este motivo, se invita a todos los fieles a colaborar mediante la oración, el tiempo, los talentos y los donativos. Cada aportación, espiritual o material, es fundamental para que esta labor evangelizadora y caritativa siga creciendo y llegando a quienes más lo necesitan.
Para facilitar la participación de todos, la Diócesis ofrece varias vías de apoyo. Una de ellas es la plataforma online www.donoamitglesia.es, donde los fieles pueden realizar donativos directamente a la parroquia que deseen, beneficiándose de ventajas fiscales de hasta el 80%.
En definitiva, el Día de la Iglesia Diocesana es la fiesta de una familia que, unida en la diversidad de sus vocaciones, busca ser un reflejo del amor de Dios en el mundo: un auténtico «testimonio de santidad» para el Cuenca de hoy.




