Cáritas Diocesana de Cuenca en el Día Internacional del Voluntariado, quiere poner en valor y agradecer a la persona voluntaria, que entrega su tiempo, su esfuerzo, su alegría, su esperanza y también sus cansancios a los más empobrecidos. Desde esta entrega generosa, Cáritas reclama el valor de lo sencillo, de las pequeñas cosas, que engrandecen la vida.
Desde Cáritas apostamos por la cultura del encuentro, de la cercanía y del acompañamiento, promoviendo un mundo donde lo que cuenta es la persona. Y de todo ello, los voluntarios de Cáritas saben mucho. Su entrega a los más vulnerables es incondicional y están siendo luz de esperanza con su solidaridad, gratuidad, fraternidad y compromiso que mejora el mundo en el que están y las personas con las que se encuentran.
Para los 320 voluntarios de Cáritas Diocesana de Cuenca, su compromiso con los más empobrecidos les ha hecho salir de sí mismos para acudir al encuentro con los otros, con gran valentía, creatividad, denuncia y acción. Han tomado partido por los más empobrecidos y se han empeñado en el bien común.
Por ello, Cáritas Diocesana de Cuenca quiere agradecer a tantas personas voluntarias, las horas que se han echado sin medida, los cansancios que no han contado cuando se trata de hacer algo por los demás, por las sonrisas que han alegrado la vida de los más vulnerables, por la escucha y el acompañamiento que han hecho a tantas vidas rotas, por la entrega generosa, por ser portadores de esperanza, de ilusión y de utopía. Desde Cáritas Diocesana de Cuenca damos las gracias a todas las personas voluntarias de nuestras Diócesis porque su compromiso ha mejorado el mundo y a las personas que han acompañado.
Como dijo el Papa Francisco, en relación a los voluntarios, en el Jubileo de la Misericordia “los voluntarios siempre están ahí de forma silenciosa y oculta dando forma y visibilidad a la misericordia”.
