LUMEN FIDEI-Comentario a los números del 29 al 36-
Sólo son 8 números los que queremos comentar pero son de gran densidad.
Afirma San Pablo: “la fe nace del mensaje que se escucha”. (Rm 10, 17) De esa escucha brota la obediencia de la fe, porque se da un conocimiento que se aprende sólo en un camino de seguimiento.
Nos presenta el Papa que en ciertas ocasiones se contrapone la visión y la escucha. No es así en el conocimiento bíblico, puesto que a la escucha de la Palabra de Dios se une el deseo de ver su rostro.
Esta conexión entre el ver y el escuchar aparece con toda claridad en el Evangelio de San Juan. La fe se nos presenta como un camino de la mirada, en el que los ojos se acostumbran a ver en profundidad.
Llegar a esta síntesis lo hace posible la persona concreta de Jesús que al hacerse hombre nos permite descubrir el rostro del Padre y escuchar su voz.
¿Cuál es el centro de la verdad que la fe nos desvela? El encuentro con Cristo, con su persona, con su vida, sólo así podíamos llegar a plenitud el conocimiento del amor.
Jesús nos ha tocado y, a través de los sacramentos, también hoy nos toca. Sólo la fe nos permite tener ojos adecuados para ver a Jesús.
Nos afirma el Papa en el n. 32 que el encuentro del mensaje evangélico con el pensamiento filosófico de la antigüedad fue un momento decisivo para que el Evangelio llegase a todos los pueblos y la relación fe y razón se haya ido desarrollando.
Modelo de esta búsqueda apasionada de la verdad es San Agustín que descubrió que todas las cosas tienen en sí una transparencia que puede reflejar la bondad de Dios, el Bien. El hombre no es capaz de tener toda la luz que es inabarcable, pero sí podrá entrar por completo en la luz.
Hay un gran miedo hoy a la verdad común porque la identificamos con la imposición de totalitarismos intransigentes.
El creyente no es arrogante; al contrario, la verdad le hace humilde, sabiendo que, más que poseerla él, es ella la que le abraza y le posee.
Y la fe ilumina también el ámbito de lo material, de la ciencia, ensancha sus horizontes.
Es muy hermoso descubrir como la luz de la fe en Jesús ilumina también el camino de todos los que buscan a Dios y ayuda al diálogo con las distintas religiones. Dios es luminoso y se deja encontrar por aquellos que lo buscan con sincero corazón.
Es muy bonita la imagen que aquí presenta la encíclica sobre la estrella de Belén que conduce a los Magos. Dios sorprende siempre.
Cuanto más se sumerge el cristiano en la aureola de la luz de Cristo, tanto más es capaz de entender y acompañar el camino de los hombres hacia Dios. Que importante es esto para llevar a otros a Él.
Para terminar, en el número 36 se nos habla de la Fe y teología y nos define está como acogida y búsqueda de una inteligencia más profunda de esa palabra que Dios nos dirige, palabra que Dios pronuncia sobre sí mismo, porque es un diálogo eterno de comunión y admite al hombre dentro de ese diálogo. La luz de la teología es la luz del sujeto creyente que es la Iglesia y esto ha de custodiarlo siempre.
Lee los números que se proponen. Es bueno que una primera lectura sea para conocer el texto, una segunda lectura puede ser en clave orante porque puede surgir del texto un diálogo con Dios. Estas anotaciones pueden servirte para profundizar en ello.
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