Sólo vamos a fijarnos en la introducción, los siete primeros números para saborear.
“Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas”. Jn 12,46
La Luz de la Fe. La FE es Luz.
Quien cree ve, ve con una luz que ilumina todo.
¿Es la fe luz en mi vida? ¿Cómo dejo que la fe ilumine mi vida?
Podemos estar heridos de vivir un cristianismo sin fe, claro está que eso no es ser cristiano, pero los nn. 2 y 3 nos hablan a grandes rasgos del momento actual en el que vivimos, nos movemos y existimos y del que también nosotros, catequistas, podemos estar heridos.
Título sugerente el del 4 punto: Una luz por descubrir.
“La característica propia de la luz de la fe es la capacidad de iluminar toda la existencia del hombre”.
Luz para el pasado, haciendo memoria-palabra que aparece con frecuencia a lo largo del texto de la encíclica-, luz que ilumina y nos da certezas para el futuro.
¿De dónde nace la fe?, ¿de dónde nace tu fe?
En el n. 5 nos habla de los frutos del Año de la Fe y del testimonio cristiano de Hierax. ¿Te habías planteado tú alguna vez la imagen de la fe como verdadera madre?
Muy importante, la fe es don de Dios que tiene que ser alimentado y robustecido para que siga guiando nuestro camino. Tenemos que llegar a hacer experiencia de la fe. La fe enriquece la existencia humana en todas sus dimensiones.
La fe es un don inconmensurable que Dios da como luz sobre el camino de todo hombre.
¿Cuál es la ruta que la fe nos descubre?, nos pregunta el Papa, ¿de dónde procede su luz poderosa que permite iluminar el camino de una vida lograda y fecunda, llena de fruto?
Lee los números que se proponen. Es bueno que una primera lectura sea para conocer el texto, una segunda lectura puede ser en clave orante porque puede surgir del texto un diálogo con Dios. Estas anotaciones pueden servirte para profundizar en ello.
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